Tras lo señalado en el capítulo
anterior, existen dos buenas razones que nos deberían animar
a realizar ejercicio físico regularmente entre los 20 y
los 50 años: la prevención y el tratamiento de enfermedades
cardiovasculares y la prevención y el tratamiento de los
dolores de espalda. Además, trataremos brevemente otro
beneficio importante ligado a la actividad física: la prevención
de los estados de ansiedad y depresión, que son enfermedades
que se suelen comenzar a manifestar de modo muy significativo
a estas edades.
PREVENCIÓN Y
TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES |
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En este apartado veremos que las enfermedades cardiovasculares
y, especialmente, la arteriosclerosis de las arterias coronarias,
son la principal causa de muerte en los países occidentales.
Se explicarán cuáles son los principales factores
de riesgo de contraer estas enfermedades y la influencia que tiene
la práctica del ejercicio físico en la prevención
y el tratamiento de las mismas.
¿Por qué hay que tener muy en cuenta las enfermedades
cardiovasculares en las personas de 20 a 50 años de edad?
Porque son la principal causa de muerte en los
países industrializados. En estos países, el 50%
de todas las muertes se debe a enfermedades cardiovasculares,
seguidas por el cáncer (21%), accidentes (5%), neumonía
(3%), enfermedades pulmonares obstructivas (3%) y otras razones
(18%). De entre las muertes que se producen por enfermedades cardiovasculares,
el 55% de dichas muertes se produce por la enfermedad de las arterias
coronarias que irrigan al corazón, el 16% por accidentes
cerebrales vasculares, el 3% por hipertensión y el 26%
por otras razones. En los apartados siguientes se definirá
la enfermedad de las arterias coronarias, los factores que favorecen
su aparición, y la influencia que tiene la actividad física
frecuente en su tratamiento y prevención.
La figura 2.12 muestra la probabilidad de muerte
debida a enfermedad de las arterias coronarias que ocurre en hombres
(curva de arriba) y mujeres (curva de abajo), desde los 15 años
hasta los 75 años de edad.
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Figura 2.12.
Probabilidad de muerte por enfermedad coronaria en hombres
(curva superior) y en mujeres (curva inferior) de 15 a 75
años de edad.
(Fuente: McArdle y col. 1996).
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Se observa que el riesgo de muerte por enfermedad
coronaria comienza a aumentar progresiva y dramáticamente
a partir de los 35 años de edad en los varones y de los
45 años en las mujeres. Por ejemplo, a los 50 años,
un hombre tiene 3 veces más probabilidades de morirse de
una enfermedad de las arterias coronarias que a los 30 años.
Por esta razón, es muy importante prevenir en lo posible
a estas edades el desarrollo de esta enfermedad. También
se puede observar en la figura que para cualquier edad, las mujeres
tienen mucho menos riesgo que los hombres de morir de enfermedad
coronaria.
¿Qué es la enfermedad de las arterias coronarias?
Las arterias coronarias son los vasos sanguíneos
que irrigan el corazón, por donde circula la sangre que
le suministran el oxígeno y el combustible necesario para
que se contraiga a lo largo de la vida. La enfermedad de las arterias
coronarias, también llamada arteriosclerosis, es una degeneración
progresiva de la parte interna de estas arterias. Esta degeneración
se acompaña del desarrollo de placas fibrosas calcificadas
y de grasa que van creciendo progresivamente a lo largo de los
años, reduciendo cada vez más el espacio por donde
puede circular la sangre. Esta reducción del espacio obliga
a que la sangre tenga que circular muy lentamente. Esto favorece
la formación de coágulos (llamados trombos) en el
interior de las arterias coronarias que pueden ocluir parcial
o totalmente el paso de la sangre. Si la oclusión es total
(no llega el oxígeno a la parte del corazón irrigada
por la arteria ocluida), esa parte del corazón se muere
y decimos que la persona ha sufrido un infarto de miocardio. Si
la oclusión no es total, pero es lo suficientemente importante
como para que disminuya parcialmente la cantidad de oxígeno
que llega al corazón, la persona puede experimentar en
algunas ocasiones (ejemplo: durante un esfuerzo) un dolor en el
pecho que se denomina angina de pecho.
¿Cuándo comienza a desarrollarse la arteriosclerosis?
Se cree que la arteriosclerosis comienza a desarrollarse
desde la infancia. Por ejemplo, se han llegado a ver pequeñas
alteraciones arterioescleróticas en arterias coronarias
de niños de 5 años. Por lo tanto, se cree que esta
enfermedad va desarrollándose silenciosamente a lo largo
de la vida en la mayoría de las personas, y las arterias
coronarias se van obstruyendo progresivamente. Sin embargo, para
que se manifieste clínicamente la enfermedad, la obstrucción
de las arterias coronarias tiene que ser bastante considerable.
Por ejemplo, para que se comience a manifestar una angina de pecho
de esfuerzo, es necesario que se haya producido una oclusión
del 50% al 70% del diámetro interno de una arteria coronaria.
Para que se tengan signos de falta de oxigenación del corazón
en reposo, se necesita que esté ocluido el 80% del diámetro
de la luz de una arteria coronaria. Y para que se produzca la
muerte, en general, es necesario que estén muy obstruidas
varias de las arterias coronarias que irrigan el corazón.
Desde hace varias décadas, muchos investigadores
han estudiado los factores que favorecen el desarrollo de la enfermedad
de las arterias coronarias. A estos factores se les ha denominado
"factores de riesgo". De entre los factores de riesgo
que pueden ser modificados por el propio sujeto, los principales
son: el tabaquismo, la hipertensión arterial, los niveles
altos de colesterol en la sangre y el sedentarismo. Algunos también
consideran como factor importante la obesidad. En los siguientes
párrafos se explicarán con detalle algunos de estos
factores de riesgo.
¿Por qué el tabaquismo es un factor de riesgo cardiovascular?
Porque se ha demostrado que la probabilidad de
que un fumador muera de una enfermedad cardiovascular es dos veces
mayor que la que tiene un no fumador. Cuanto más se fume,
más riesgo se tiene de morir de un accidente cardiovascular
en los próximos años. Además, por ejemplo,
los fumadores de 30 años de edad tienen 5 veces más
riesgo de tener un accidente cerebral vascular que los jóvenes
no fumadores de esa edad. Por lo tanto, una manera de disminuir
el riesgo de tener en un futuro una enfermedad cardiovascular
es dejar de fumar.
¿Por qué es un factor de riesgo cardiovascular tener
niveles altos de colesterol en la sangre?
Porque se ha demostrado que existe una relación
estrecha entre los niveles elevados de colesterol en sangre y
el riesgo de morir de enfermedad cardiovascular. Es deseable tener
valores de colesterol inferiores a 190 mg/dL (en menores de 30
años) y de 200 mg/dL (en mayores de 30 años). Se
ha demostrado que las personas que tienen unos valores de colesterol
en sangre de 230 mg/dL tienen dos veces más riesgo de tener
un ataque al corazón que las personas que tienen 180 mg/dL,
y que las personas que tienen unos valores de colesterol en sangre
de 300 mg/dL tienen cuatro veces más riesgo de tener un
ataque al corazón que las personas que tienen 180 mg/dL.
Por lo tanto, una manera de disminuir el riesgo de tener en un
futuro próximo una enfermedad cardiovascular es disminuir
los valores de colesterol en sangre.
¿Por qué el sedentarismo es un factor de riesgo
cardiovascular?
Porque como se ha comentado en el capítulo
primero, las personas que no hacen ejercicio físico o que
están en muy baja forma física, tienen dos veces
más riesgo de tener un accidente cardiovascular que las
personas que tienen mejor condición física.
¿Por qué la obesidad es un factor de riesgo cardiovascular?
Porque favorece el desarrollo de otras enfermedades
ligadas al sedentarismo (diabetes, niveles elevados de colesterol
en sangre, sedentarismo) y porque existe una relación estrecha
entre la obesidad y el riesgo de mortalidad. La figura 2.13 muestra
la relación entre el índice de masa corporal (que
se obtiene dividiendo el peso corporal, en Kilogramos, entre la
altura, en metros al cuadrado) y la esperanza de vida.
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Figura 2.13.
Diferencias (estimadas) en la esperanza de vida de mujeres
de 30 años, según su IMC.
Se toma como referencia la esperanza de vida de mujeres de
la misma edad con un IMC de 18.7.
(Fuente: Seidell y Col, 1999) |
Así, por ejemplo, se ha estimado que una
mujer de 30 años con un IMC por encima de 30 kg/m2 (obesa)
vivirá alrededor de 5-6 años menos que otra que
tiene un IMC de 18, 5 kg/m2 (delgada).
De los factores de riesgo señalados (tabaquismo, niveles
altos de colesterol, hipertensión arterial, sedentarismo
y obesidad), ¿cuál de ellos es el más importante?
En un estudio reciente que ha analizado el riesgo
de muerte en una población examinada en el Centro Cooper,
de Dallas (Estados Unidos), se ha encontrado que el factor de
riesgo de muerte más importante es el sedentarismo (tener
muy baja condición física) seguido por el tabaquismo,
la hipertensión (mayor de 140 mmHg), el colesterol elevado
(mayor de 240 mg/dL) y la obesidad (índice de masa corporal
mayor de 27 Kg/m2). Por lo tanto, este estudio sugiere que el
tener una baja condición física es probablemente
el principal factor de riesgo de muerte.
¿Cuáles son los efectos del ejercicio físico
regular sobre esos factores de riesgo en personas de mediana edad
que están aparentemente sanas?
Como se señalaba en el capítulo 1,
está firmemente establecido que el ejercicio físico
de resistencia aeróbica practicado regularmente por personas
aparentemente sanas, se suele acompañar de una disminución
de la tensión arterial de reposo, de los niveles de colesterol
total en sangre, de la cantidad de grasa del cuerpo y de la resistencia
a la insulina, es decir, de varios factores de riesgo. Estos efectos
del entrenamiento de resistencia aeróbica rebajan el riesgo
de desarrollo de una enfermedad cardiovascular y la mortalidad
del hombre de mediana edad. Además, estudios recientes
indican que la mejora de un 10% de la resistencia aeróbica,
disminuye por sí sola la probabilidad de muerte en los
años siguientes, aunque no se mejoren los factores de riesgo.
Los efectos del entrenamiento de fuerza sobre los factores de
riesgo y los indicadores de la salud están menos estudiados,
aunque varios estudios sugieren que el entrenamiento de fuerza
se acompaña de una disminución de la cantidad de
grasa del cuerpo, de la resistencia a la insulina, del riesgo
de fracturas y de caídas, y de una mejora de la capacidad
para llevar a cabo las tareas de la vida diaria y de la sensación
de bienestar.
Se ha indicado que las personas con una buena
condición física y que hacen ejercicio físico
regularmente tienen menos riesgo de morirse en los próximos
años. ¿Quiere esto decir que la longevidad de las
personas físicamente activas es más elevada que
la de las personas sedentarias?
Más que vivir muchos más años,
lo que ocurre con las personas físicamente activas es que
se mueren mucho menos entre los 30 y los 65 años de edad.
Este rango de edad corresponde a la época de la vida en
la que empieza a aumentar de manera dramática la mortalidad
debida a las enfermedades cardiovasculares. El ejercicio físico
parece que protege especialmente de la mortalidad a esas edades.
Por último, ¿es necesario que las personas que son
sedentarias y comienzan a hacer ejercicio físico tengan
que hacer ejercicio de gran intensidad para que disminuyan sus
factores de riesgo cardiovascular?
No. La figura 2.14 muestra la reducción
del riesgo de muerte en función de las millas caminadas
por semana. Para pasar de millas a Kilómetros, hay que
multiplicar por 1.6.
Se observa que las personas que andan menos
de 5 millas por semana (menos de 8 Km/semana) tienen el doble
de riesgo de mortalidad que las personas que andan entre 5 y 10
millas (entre 8 y 16 Km/semana) y cuatro veces más riesgo
que las personas que caminan entre 20 y 25 millas por semana (32
a 40 Km/semana). Andar 32 kilómetros supone caminar 4,5
Kilómetros cada día, es decir, andar a buen ritmo
vivo de 45 minutos a 1 hora diaria. Es decir, que basta con modificar
ligeramente nuestros hábitos de vida (ir y volver andando
al trabajo, por ejemplo), para que estemos mejorando el riesgo
de tener un accidente cardiovascular.
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Figura 2.14.
Riesgo de muerte en función de las millas caminadas
por semana.
(Fuente: McArdle y col. 1996) |
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