FLEXIBILIDAD O MOVILIDAD
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¿Qué es la flexibilidad o movilidad
articular?
Como se explicará con más detalle
en el capítulo 5, la flexibilidad es la habilidad para
mover las articulaciones libremente, sin dolor, con la mayor amplitud
posible. Las personas que tienen mucha fuerza muscular suelen
conseguir buenos resultados en competiciones en las que se exige
tener una gran amplitud de movimientos, como la gimnasia, la natación
sincronizada o el patinaje artístico.
¿Qué ocurre con la flexibilidad de las personas
que no hacen ejercicio de flexibilidad regularmente partir de
los 50 años ?
En la Figura 2.10 que se presenta en el apartado
anterior se muestra la evolución media de la movilidad
de la flexión del tronco, en mujeres (curva de arriba)
y en hombres (curva de abajo) que no hacen ejercicio físico
regular, desde la infancia hasta la vejez. Los valores de flexión
del tronco suelen ser un buen reflejo de la flexibilidad global
de una persona. Se observa que el rango de movimiento tanto en
hombres como en mujeres, comienza a disminuir a partir de los
25 y 35 años. El rango de movimiento de las extremidades
inferiores en las personas mayores puede disminuir hasta un 57%
si se compara con un adulto joven. En mujeres adultas jóvenes,
la disminución media del rango de movimiento de la espalda
suele ser de un 25% -50% desde los 20 hasta los 80 años.
Sin embargo, entre los 65 años y los 80 años no
se observan diferencias significativas en los rangos de movimientos
de diferentes articulaciones.
¿A qué se debe la pérdida de la flexibilidad
que se observa con la edad?
La disminución de los valores de flexibilidad
que se observa con la edad se debe a la osteoporosis, a la disminución
de la elasticidad de los ligamentos y de la lubrificación
de las articulaciones, a la degeneración de los tendones
y a la rigidez muscular.
¿Qué consecuencias tiene la disminución de
la flexibilidad que se observa a partir de los 50 años
de edad?
La principal consecuencia que se observa con la
edad, especialmente en las personas que no hacen ejercicio físico,
es que puede llegar a limitar la realización de las tareas
de la vida diaria, en el sentido de que la persona se da cuenta
de que cada vez tiene más dificultad a la hora de andar,
entrar en un coche, peinarse o ponerse una chaqueta. Otra consecuencia
de la pérdida de flexibilidad es que puede favorecer la
aparición de dolores de espalda y de lesiones articulares
y musculares.
¿Qué efectos tiene la práctica regular de
ejercicio físico de flexibilidad sobre la pérdida
de flexibilidad que se observa a partir de los 50 años
de edad en las personas que no practican ejercicio físico
de modo regular?
Existen pocos trabajos serios publicados que hayan
estudiado en hombres y mujeres sedentarios de estas edades los
efectos de varias semanas de entrenamiento de flexibilidad (entrenando
2 a 3 veces por semana). Los pocos estudios publicados indican
que el entrenamiento de flexibilidad de la articulación
del hombro, por ejemplo, en varones de entre 50 y 69 años,
durante 10 semanas, aumenta la movilidad de esta articulación
cerca de un 20%. Ello significa que, tras pocas semanas de entrenamiento,
las personas a partir de 50 años de edad previamente sedentarias,
podrían alcanzar valores de flexibilidad iguales o superiores
a los que tenían 10 a 15 años antes. En el capítulo
5, se darán unos ejemplos de programas de ejercicio que
incluyen ejercicio para mejorar la flexibilidad.
OTRAS CARACTERÍSTICAS
FUNCIONALES |
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Además de las variaciones que se observan
a partir de los 50 años en el tamaño del músculo,
en la cantidad total de grasa del cuerpo, en la masa ósea,
en la resistencia aeróbica, la fuerza y la flexibilidad,
¿qué otras características funcionales de
interés se alteran en este rango de edad?
Se pueden citar también el control de la
postura y del equilibrio y la coordinación. Por ejemplo,
una prueba que se suele utilizar frecuentemente para medir el
equilibrio, es pedir a la persona que se mantenga de pié,
sobre un pié, con los ojos cerrados, durante el mayor tiempo
posible. Hasta los 30 años de edad, el tiempo medio que
una persona puede mantenerse en equilibrio, sin desequilibrarse,
está en alrededor de 22 segundos, mientras que las personas
mayores de 70 años apenas pueden mantenerse más
de 13 segundos. Los adultos jóvenes y de mediana edad realizan
movimientos para reequilibrarse y volver a una posición
estable de equilibrio. Sin embargo el 50 % de las personas de
edad avanzada necesitan de ayuda para poder mantener su equilibrio.
En otro estudio se vio que la reducción
observada, con la edad, en el tiempo de respuesta a un estímulo
y la velocidad de ajuste postural y recuperación de la
posición se relacionaba con la disminución en la
fuerza muscular. Esta pérdida de equilibrio favorece que
la persona se caiga con más frecuencia y que tenga un mayor
riesgo de facturas. Existen muy pocos trabajos que hayan estudiado
los efectos del entrenamiento de ejercicios de equilibrio. Algunos
de ellos han encontrado mejoras importantes después de
varias semanas de entrenamiento.
Y como resumen, ¿qué diferencias existen entre la
capacidad funcional de las personas a partir de 50 años
que no hacen ejercicio físico y las personas que lo practican
de modo regular?
En la figura 2.11 que se presenta en el capítulo
de adultos jóvenes y de mediana edad se muestra la evolución
de la capacidad funcional en relación con la edad en personas
que no hacen ejercicio físico de modo regular (curva de
abajo) y las que lo practican de modo regular (curva de arriba).
Se ha considerado en esta figura el término "capacidad
funcional", como el conjunto de las cualidades físicas
que hemos analizado en este capítulo. Aunque, como hemos
visto, cada cualidad funcional no evoluciona exactamente igual
con el envejecimiento, agruparlas todas bajo una misma denominación
nos puede dar una buena imagen global de lo que ocurre con la
capacidad funcional, la edad y la influencia del ejercicio físico.
Se observa que en la persona que no hace ejercicio
físico (curva de abajo) la capacidad funcional aumenta
de modo progresivo hasta los 20-30 años. A partir de esa
edad, se produce un deterioro progresivo de la misma. Las personas
que hacen ejercicio físico de modo regular, también
tienen un deterioro de su capacidad funcional a partir de los
20-30 años; sin embargo, a una edad determinada, sus valores
son mucho más elevados que los de una persona de su edad
que no practica ejercicio físico. Esto hace que, por ejemplo,
a los 55-60 años de edad, la persona que hace ejercicio
físico de modo frecuente, tenga una capacidad funcional
similar a la que tiene una persona de 20-30 años que no
hace ejercicio, y a los 80 años puede tener la de una persona
sedentaria de 60 años.
Es decir, que hacer ejercicio físico
de modo frecuente permite a una persona tener la capacidad funcional
de otra sedentaria que es 20 a 30 años más joven.
Esta elevada capacidad se suele acompañar de una disminución
del riesgo de contraer las enfermedades ligadas al sedentarismo.
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Adultos Mayores de 50 años . Características
funcionales y ejercicio físico |
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