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PREVENCIÓN DE
LA OSTEOPOROSIS DESDE LA NIÑEZ |
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En esta edad, el objetivo tiene
que ser alcanzar el mayor pico de masa ósea posible. Y
hay que tener muy presente que este pico de masa ósea está
ligado a los hábitos de vida de la persona. Existen estudios
que han observado que la mineralización del hueso (su fortaleza)
alcanza el máximo valor en los jóvenes con los niveles
más altos de ejercicio físico; sin embargo, los
varones con los mayores índices de tabaquismo tienen un
valor más bajo de densidad mineral ósea.
¿El ejercicio físico practicado de forma regular
hace que el hueso sea más fuerte?
Sí. Se sabe que aquellas personas, de cualquier
edad, que practican una actividad física regularmente tienen
más masa ósea, es decir, tienen un hueso más
fuerte; y se sabe que para tener un hueso más fuerte también
hay que tomar una alimentación adecuada en calcio y vitamina
D, y evitar el tabaco y el exceso de consumo de alcohol.
¿Cuánto calcio debe tomar diariamente un niño
o un adolescente?
Para una chica adolescente se recomienda que la
ingesta de calcio sea de 1200mg/d, para un chico de esta edad
las recomendaciones oscilan entre los 500-1000mg/d.
Como orientación, 500cc de leche entera tiene unos 600mg
de calcio; y si es desnatada, la misma cantidad de leche contiene
unos 634mg; 100gr de queso Gruyere o Emmental contienen unos 800mg
y un yogur natural, desnatado, 186mg. Otros alimentos ricos en
calcio son las sardinas en aceite, el perejil y los berros; los
higos secos, los mejillones, el pulpo, los garbanzos, la cebolla
y las habas secas. Al mismo tiempo, además del déficit
de calcio, debe evitarse el déficit de vitaminas D, B6,
B12 y K porque puede contribuir a desarrollar la osteoporosis.
¿Por qué es importante que el niño y el adolescente
consigan un hueso fuerte?
La ganancia de masa ósea durante la niñez
y la juventud puede ser determinante para el contenido de masa
ósea del hueso del adulto/ anciano. Efectivamente, sabemos
que la masa ósea de una persona aumenta durante la infancia
y la adolescencia, alcanza un pico en la tercera o comienzo de
la cuarta década de la vida y, a partir de ese momento,
comienza a descender progresivamente.
Para alcanzar un pico de masa ósea óptimo, ¿cuánto
más ejercicio mejor?
La actividad física regular parece tener
un efecto beneficioso sobre la integridad del tejido óseo
hasta un cierto punto. Efectivamente, parece existir un umbral
a partir del cual el entrenamiento deportivo puede tener una influencia
negativa sobre la integridad ósea, sobre todo cuando se
acompaña de alteraciones menstruales y una dieta insuficiente
en calcio. Por ejemplo, se ha visto que el entrenamiento "excesivo"
asociado con alteraciones menstruales contribuye a que el hueso
se desmineralice, pierda densidad, y con ello aumenta el riesgo
de sufrir fracturas.
¿Cómo puede saber una chica si una actividad física
es beneficiosa o no para su hueso?
Es un hecho comprobado que algunas jóvenes
que practican deporte con unos volúmenes e intensidades
de entrenamiento elevados tienen problemas de alteraciones en
su ciclo menstrual y presentan niveles bajos de estrógenos;
y parece existir una estrecha relación entre la regularidad
menstrual y la densidad mineral ósea; por ejemplo, en un
estudio se observó que las deportistas moderadamente oligomenorréicas
(perdida menstrual escasa) tienen una densidad mineral ósea
media equivalente a un 88% de la observada en un grupo de deportistas
eumenorréicas (ciclos menstruales normales) con características
físicas y entrenamiento semanal idénticos a las
primeras. Pero, además, las deportistas con una oligomenorrea
severa tienen una densidad ósea media que supone sólo
un 69% de la del grupo de deportistas eumenorréicas. Se
ha visto que el porcentaje de mujeres atletas con amenorrea secundaria
(pérdida de la regla) se incrementa notablemente conforme
aumentan el número de kilómetros de entrenamiento
semanal afectando, aproximadamnte, a 4 de cada 10 atletas que
entrenan por encima de los 95Km/ semana (Ver figura 2.4). Además,
dos estudios han apuntado que la masa ósea de estas mujeres
permanece por debajo de lo normal incluso después de recuperar
sus reglas normales. Y parece ser que estas atletas con niveles
bajos de estrógenos en sangre tendrían una mayor
incidencia de fracturas de estrés que las atletas sin problemas
menstruales, despertando la inquietud de que también puedan
tener mayor riesgo de sufrir una osteoporosis prematura.
La mejor solución para estas mujeres es
la vuelta a los ciclos menstruales normales que habitualmente
ocurre cuando la intensidad de entrenamiento disminuye o la deportista
gana un poco de peso. Sin embargo, hay muchas deportistas que
llevan años dedicadas a su deporte y no están dispuestas
a moderar su entrenamiento o a ganar algo de peso por miedo a
empeorar su rendimiento físico. ¿Hay algún
otro medio efectivo para proteger a estas chicas?. Sí,
aunque tiene que ser el médico quien determine y controle
el tratamiento. Este consistiría, básicamente, en
un tratamiento dietético con calcio y un tratamiento hormonal
sustitutivo.
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Figura 2.4.
Incidencia de amenorrea secundaria en atletas de fondo en
relación con el volumen de entrenamiento semanal.
(Fuente: Lancet (1978) 25; pp: 1145).
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¿En el caso de los chicos, el ejercicio
físico "excesivo" también puede ser perjudicial
para su hueso?
Aunque el caso del varón ha sido mucho menos
estudiado, algunos trabajos han demostrado que, por ejemplo, cargas
muy elevadas de entrenamiento de carrera continua pueden tener
también un efecto negativo sobre el hueso. Se ha visto
en atletas jóvenes, de 28 años de edad media, con
un volumen medio de entrenamiento de 92Km por semana y con una
ingesta diaria de calcio superior a lo recomendado, que su densidad
mineral ósea lumbar es significativamente menor que la
que se encuentra en sujetos sedentarios o moderadamente activos.
Ante esto, se ha especulado que debido a un elevado volumen de
entrenamiento semanal podría resultar unos niveles bajos
de testosterona y altos de cortisol, dando lugar a un efecto catabólico
sobre el hueso.
Por lo tanto, se comienza a hablar de la posibilidad
de un nivel de umbral de ejercicio que estimularía la formación
de hueso, por encima del cual se conseguiría el efecto
contrario, la reducción de la masa ósea. Se ha visto
que atletas varones de edades comprendidas entre los 20 y los
45 años, que corren de 20 a 32 Km por semana tienen una
mayor densidad mineral ósea en extremidades inferiores
que aquellos que entrenan sólo 8 a 16 Km por semana o que
no entrenan; sin embargo, con volúmenes superiores a 32
Km por semana, no se observa ganancia adicional en la densidad
mineral ósea, y en el grupo de atletas que entrenan por
encima de los 95 km/semana, la masa ósea es similar a la
del grupo control, sedentario. Estos resultados indican que un
volumen de entrenamiento de 20 a 30 Km por semana pudiera afectar
positivamente al hueso, mientras que volúmenes de carrera
por encima de estas distancias podrían acompañarse
de efectos negativos, ¿con respuestas hormonales alteradas?.
Decimos que las alteraciones menstruales pueden jugar un papel
importante en la pérdida de masa ósea de una deportista,
¿sucede lo mismo con el retraso de la menarquia?
Una menarquia retrasada, en sí misma,
no parece ser un factor de riesgo de las fracturas de estrés
para algunos estudiosos del tema; sin embargo, otros encuentran
una relación entre el retraso de la menarquia con el riesgo
de sufrir fracturas de estrés. Factores como las dietas,
errores en los entrenamientos, la superficie donde se corre en
los entrenamientos, etc, también parece que están
relacionados con este tipo de lesiones.
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Niños y adolescentes. Tres buenas razones para realizar
ejercicio físico |
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